viernes, 5 de enero de 2018

Noche de Reyes Magos


"Vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar" Unamuno

Ayer estuve en la ciudad,
atropellada gente por las aceras,
no existía baldosa sin pie,
qué soledad terrible y asfixiante.
Búsqueda del regalo perfecto,
aquel que bien pudiera impresionar,
no saben, pobres, que no se puede comprar.
Papel de sorpresa efímero
que se romperá en mil pedazos
cuando deje al descubierto
la inutilidad de los objetos:
Lencería fina
que connota falta de amor,
una joya cara
pues todo tiene su precio,
ropa de marca
para cubrir suponiendo
Perfume, del bueno,
para ocultar el olor esencial
aquel de aromas de romero
a ginebra a whisky, a tabaco...
a todo lo que recurrimos 
para maquillarnos y escondernos,
cualquier utensilio, nada serio,
desilusionante y que nada
tiene que ver con uno mismo..
Ayer estuve en la ciudad, era de noche,
gente anónima, de mirada perdida
entre la que no eres más que nadie
donde no se puede ser alguien,
un punto invisible en el universo
que te fabricas en noches de insomnio.
Perdida, entre luces de neón que emborrachan,
agobio de un semáforo en rojo,
la fallida foto
de un niño que llora con Baltasar,
con padres necios forzando sonrisas
pero el pequeño solo intuye la verdad,
no quiere engaños ni mentiras.
Ciudades...dan ganas de escapar
de esta marabunta frenética
con deseos huecos por complacer 
y casi nunca acertando,
jamás se puede conocer a un alma errante.
Y llegan los Magos...
a quien pedimos, cual lotería caduca,
que por lo menos nos concedan salud
pero el correo no ha llegado
y año tras año queda perdida
nuestra carta sin remite en el buzón
y otra vez pasan de largo, con alforjas vacías,
otra noche oscura sin luna, los Reyes Magos.




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